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¿Vuelta a la normalidad?: la nueva escuela


Todas y todos esperamos retornar a las aulas lo antes posible, pero dadas las circunstancias en las que nos encontramos, será necesario que se elabore con antelación un buen PLAN de retorno por parte de la Administración educativa, para que luego cada colegio lo desarrolle y adapte a sus circunstancias. Hasta el momento no lo tenemos, así que me he permitido compartir unas reflexiones personales sobre la situación actual y sobre CÓMO PUEDE SER nuestro regreso al colegio.


¿En qué punto estamos?

En muy poco tiempo hemos pasado de un mensaje de tranquilidad ante la “gripe” que debía llegar, que acabaríamos pasando todos sin que afectara para nada a nuestra manera de vivir, ni a las clases, programas, asignaturas, evaluaciones, recuperaciones, trabajos, viajes de estudios, graduaciones, horarios, agrupamientos,… a que de repente todo se tuerza, pasando a hablar de pandemia, de Covid-19, suspensión de clases, confinamiento, a ver el cierre de bares, hoteles, comercios, restaurantes, ERTEs, despidos,… en fin, la paralización total de la economía y el temor a dejar de ingresar nuestras nóminas los que tenemos la suerte de continuar con un puesto de trabajo.


Asistimos incrédulos a la aplicación del estado de alarma, cierre de puertos, aeropuertos y fronteras, control policial, reducción de derechos, Coronavirus 24h en radio, televisión y redes …, pánico y descontrol en hospitales y especialmente en las residencias de mayores. Nos hemos acostumbrado a escuchar las cifras de fallecimientos diarios como si fueran una simple estadística, todos pendientes de la “curva”, a ver si baja y todo vuelve a la normalidad, pero ¿qué normalidad?, ¿volverán las cosas a ser como antes?


Me pregunto si hay algún plan en algún lugar, o realmente somos tan ingenuos que simplemente esperamos que todo pase para volver a estar pronto apretujados en las barras de los bares con nuestros montaditos, disfrutando de lo que nos ha gustado hasta ahora, porque ahora mismo todo ha cambiado, quizás para siempre, quizás solo hasta que se descubra una vacuna o un tratamiento que nos permita recuperar la normalidad o parte de ella. Espero que en este duro proceso hayamos aprendido a prevenir para el futuro, a ser cautos, a trabajar juntos, a invertir en lo que realmente es necesario, a ser más solidarios y valorar lo que hemos conseguido como sociedad y como territorio, Baleares, la envidia de muchos otros, dejando las diferencias a un lado, uniendo esfuerzos para salir de esta, porque de verdad es necesario.

Hemos visto enormes, constantes y merecidísimas muestras de solidaridad con el sector sanitario, todo el mundo aplaudiendo a las 8, sabiendo que han trabajado por encima de sus posibilidades tanto personales como materiales, exponiéndose a sabiendas para cumplir con su labor, su vocación, la salud de los demás; el sector del comercio, abriéndonos sus puertas, rediseñándose para cumplir con las medidas básicas de seguridad, siempre con una sonrisa aunque vean diariamente insolidaridades e incumplimientos; el sector del transporte, procurando que no haya desabastecimiento, llevando los pedidos a nuestras casas; muestras de afecto con protección civil, cuerpos y fuerzas de seguridad, volcados como nunca en proximidad; generosidad social con nuestros vecinos más ancianos, por si necesitan que alguien les haga la compra … Pero también hemos sido testigos del pánico y de la insolidaridad, por ejemplo al acaparar ¡papel higiénico! los primeros días, guantes, mascarillas, alcohol, lejía, y hasta arrasando con los productos alimenticios con carros llenos de comida que caducaría antes de que se pudiera comer. Afortunadamente no pasó a mayores, pero fue una clara muestra de lo que puede pasar, el miedo genera pánico y este, caos.


Ahora empiezan las fases de desconfinamiento, con turnos, horarios, salidas, medidas de protección, que algunos se saltarán como también lo han hecho desde el inicio del proceso, otra buena prueba de que no se es en general consciente de que todo está cambiando, que las cosas seguramente no puedan ser como antes, que hay que reinventarse, y esperemos que sea para un mundo mejor, para una sociedad más civilizada, justa y solidaria.


Centrándome en el tema de la escuela, no pido aplausos para el sector docente, pero sí un merecido RESPETO. Efectivamente, no nos hemos expuesto a la pandemia en primera línea, simplemente hemos seguido cumpliendo con nuestro trabajo, con nuestra vocación, pero desde casa, realizando unas tareas para las que nadie se había preparado.


Los profesores y profesoras nos hemos reinventado durante este período de confinamiento, hemos desarrollado una nueva competencia básica: reaprender a enseñar, y no he oído a nadie quejarse a pesar de que literalmente estamos trabajando más que cuando estábamos en los colegios. Hemos tenido que aprender a trabajar a distancia, hasta online, manejando con soltura herramientas que ni conocíamos que existieran, todo en tiempo récord, además de tener que convertirnos en “tutoriales vivientes” para conseguir que nuestro alumnado, a distancia, también sea capaz de manejarse en este nuevo proceso, sin una preparación adecuada, con escasos materiales y recursos, adaptándonos a las diferencias personales y de conectividad de cada persona, de cada familia, haciéndoles llegar por cualquier vía imaginable las tareas, y dándoles el retorno adecuado para valorarlas y no perder el contacto, estén donde estén y estén como estén, y todo ello sin recibir reconocimiento alguno, no lo necesitamos, claro, es nuestro trabajo.


Diariamente, los equipos docentes nos conectamos en videoconferencias, todos, sin importar el tiempo, analizando los procesos y los progresos de cada alumno y alumna. Todos los días les enviamos las tareas convenientemente diseñadas y diferentes de las habituales, elaboramos vídeos con mensajes, explicaciones, instrucciones, les cantamos y bailamos, hemos rediseñado los horarios de las asignaturas, evaluado y devuelto las correcciones a diario, conectados por correo, redes, teléfono, y hasta por videoconferencia, animando, recibiendo críticas, ánimos y felicitaciones, valorando, conversando.


Mientras tanto, los mensajes que nos llegan desde las altas esferas y de algunos sectores no han ayudado mucho por contradictorios: que si aprobado general, que si valoremos solo las dos primeras evaluaciones, que si el trabajo que enviamos es excesivo, que si es poco, que si debemos entender que el alumnado y las familias están desbordados, que no pasan por un buen momento, que si debemos solo repasar, que si podemos o no avanzar temario, que no discriminemos a las familias que no tienen recursos para seguirnos por las redes,… Si uno clasifica todas las propuestas por conceptos verá que hemos recibido prácticamente los mismos mensaje en SÍ y en NO, y hasta en término medio, así que aunque algo confusos seguiremos dando lo mejor de nosotros porque nuestros alumnos, nuestras alumnas y nuestras familias lo merecen. Cada equipo docente se ha organizado para “seguir” con las actividades de la mejor manera que ha podido o ha sabido, sin dejarse abatir por el cúmulo de mensajes e instrucciones contradictorias y desalentadoras que hemos recibido por el camino.


¿Alguien se ha parado a pensar qué debe sentir una alumna, un alumno que se ha esforzado cada día de su vida cuando oye hablar de aprobado general?, ¿dónde está la justicia? y ¿para qué debemos trabajar tanto ahora si las tareas programadas para casa “no cuentan, salvo para mejorar la nota”? Lo considero una falta total de respeto al esfuerzo y a la labor docente, pero desgraciadamente estamos acostumbrados, la “moral blindada” forma parte de la profesión.


Últimamente se ha concretado la promoción “automática” con instrucciones de que “las materias que queden pendientes deberán recuperarse con un adecuado programa individualizado de recuperación”, como si tuviésemos la certeza de que la nueva escuela será igual a la que hemos dejado, pues siguen planteando las mismas dinámicas (los programas individualizados de recuperación YA existen, y la repetición de curso YA es una medida excepcional), los mismos contenidos, las mismas asignaturas, y quizás no sea así, seguramente no podrá ser así.


¿Qué supone retornar a las aulas?

Hemos visto imágenes procedentes de algunos países asiáticos en los que cada escolar está en un pupitre, con mascarilla y guantes, aislado de los demás en un cubículo que solo le deja ver, mirando por encima de su casillero, la cabeza del docente convenientemente situado en una tarima, es decir, vuelta a las clases de otra época, con el docente exponiendo sus conocimientos y los colegiales escuchando en silencio, con disciplina, sin interacción, esperando las instrucciones para ponerse a trabajar.


En otras, no hay cubículos, pero cada uno tiene sus enormes viseras de plástico, que le cubren toda la cara, y que también les impide una buena visión, claro. En cualquier caso, nos podemos plantear cómo entran en las aulas, cómo van al baño sin acercarse a los demás, cómo salen al patio sin que haya contacto y de manera ordenada, una evacuación diaria en fila de a uno y por aulas … ¿Para qué los cubículos, guantes y mascarillas si van a tener que pasar por esos estrechos pasillos, hacer deporte, correr por el patio, sudar y compartir los pocos y pequeños aseos que hay en cualquier colegio, proporcionalmente a la cantidad de gente que escolariza?


Reflexionemos un poco sobre las ratios y el tamaño de las aulas. Las más grandes no llegan a 60 m2 para albergar a 30 personas (o más, claro). Si cada alumno debe estar separado 1’5 m de otro, ocupa un espacio virtual cubiculario de 2’25m2, por lo que 30 alumnos en reposo, ocuparían un espacio de 67’5 m2, sin contar al profesor, así que literalmente no podremos respetar las medidas de distanciamiento. Si estamos en primavera o en otoño, hará calor, por lo que los ventiladores repartirán convenientemente el aire por el aula haciendo que los 1’5 m de separación se queden cortos, y si no ponemos ventiladores pues sudaremos mucho y nos tendremos que secar tocándonos la cara, cambiando mascarillas, … En cualquier caso, en cada cubículo, en vez de agua deberemos tener solución alcohólica (¿gratuita?, 1 litro de solución cuesta unos 20€ en la farmacia).


¿Dónde quedarán el trabajo en equipo sobre un mismo cuaderno, compartir material en Infantil, los abrazos, las risas, los besos, el contacto directo? ¿A qué distancia debe estar el maestro o maestra de su alumnado, también a 1’5 m? A esa distancia no soy capaz de leer lo que está escribiendo en su cuaderno, así que ¿cómo lo haremos?, obviamente necesitaremos cambiar el currículo, las materias, los horarios y la estructura completamente.

Sinceramente, espero que haya mucha gente, muy buena, bien formada sin aprobado general, dialogante y creativa, que esté trabajando en algún lado para diseñar propuestas realistas para la vuelta a la escuela, a las clases presenciales, porque el tiempo apremia. El teórico regreso para Infantil se sitúa en el 25 de mayo, y solo hemos oído las propuestas de “grupos reducidos”, “justificar la necesidad” y “extremar las medidas higiénicas”, quizás confiando en que ya tengamos una cura, vacuna o tratamiento que permita dejarlo todo igual que antes. Niñas y niños de 0-6 años no entienden de medidas higiénicas, se abrazan, se besan, comparten material (que previamente han mordisqueado o chupado), hay que acompañarlos al baño, lo tocan todo, se agrupan, se tocan, … ¿o habrán cambiado con el confinamiento y ahora serán obedientes robots?


Escenarios para la nueva escuela:

Siendo consciente de que la solución ideal sería volver a la normalidad anterior, pero que quizás no sea posible, debemos plantearnos y estudiar salidas funcionales para continuar con la enseñanza, así que os propongo analizar varios escenarios:


Escenario 1:

En este escenario ideal, partimos de que el virus está totalmente controlado, pues se ha encontrado la vacuna, es accesible para cualquiera, y además tenemos un tratamiento adecuado para los casos de contagio.

En este caso, podemos volver a la normalidad anterior, a las clases presenciales, recuperando la misma estructura, horarios, escuela matinal, actividades, comedor, extraescolares, excursiones, viajes de estudios,…

“Todo” vuelve a ser como antes.


Escenario 2:

En este escenario, suponemos que no han funcionado los planes y fases de desconfinamiento, que el virus vuelve a estar descontrolado, por lo que se vuelven a aplicar medidas restrictivas de distanciamiento social, confinamiento estricto,…

En este caso, deberíamos continuar con las clases a distancia, como las estamos desarrollando en estos momentos.

Sabiéndolo y contando con la experiencia actual, ¿aplicaríamos el mismo currículo, los mismos programas, o deberíamos cambiar la estructura de las asignaturas para trabajar por ámbitos, de una manera más competencial, agrupando materias?


Escenario 3:

En este escenario, no disponemos aún de la vacuna ni de un tratamiento, pero sí han funcionado las fases y planes de desconfinamiento, de modo que con mascarillas, guantes y medidas básicas de higiene y distanciamiento podemos llevar una vida relativamente normal.

Desde mi punto de vista, en este caso deberemos conjugar los siguientes aspectos:

1- Combinación entre actividades presenciales en los colegios y actividades a distancia para realizar en casa.

  • En Infantil y Primaria se deberá favorecer la conciliación laboral y familiar, de manera que las familias puedan adecuar sus horarios de trabajo (fuera de casa) a los horarios escolares de sus hijos e hijas, de modo que un adulto pueda acompañarles cuando les corresponda realizar actividades a distancia.

  • La conciliación deberá establecer en las empresas una preferencia en la elección de los turnos de trabajo para las familias con menores a su cargo, prescriptiva, sin que esto les deba suponer una reducción de jornada no solicitada, ni más gastos a la empresa por tener que contratar más personal.

  • En caso de que, por las características del trabajo, sea imposible adecuar los turnos para dicha conciliación, la administración deberá facilitar a las familias personal de asistencia en los hogares para que los menores estén acompañados, sin que esta asistencia les suponga ningún coste. La familia podrá escoger la persona de acompañamiento, pero la tarifa, única, la deberá determinar la Administración.


2- Reducción de las ratios en las actividades presenciales.

  • La mayor parte de los colegios no puede desdoblar todos sus grupos, ni tan siquiera una parte de ellos por falta de espacio en general. Además, desdoblar grupos supondría la contratación del doble de personal, del todo inviable por la situación económica y por falta de candidatos en todas las especialidades.

  • Cada grupo debe dividirse en DOS subgrupos SG1 y SG2, con diferente horario de asistencia al colegio.

  • El subgrupo SG1 acudirá solo a la primera mitad de la jornada escolar. El subgrupo SG2 acudirá solo a la segunda mitad de la jornada escolar.

  • Cada subgrupo deberá ser de 15 personas como máximo, recomendando 10 en Infantil, 12 en Primaria y 15 en ESO y Bachillerato.

  • Entre las dos mitades de jornada se establecerá un intervalo de 30 minutos para facilitar la salida del primer subgrupo, la limpieza básica y la entrada del segundo subgrupo.

  • Al finalizar la estancia del segundo subgrupo se procederá nuevamente a la limpieza de las aulas.


3- Las clases presenciales deberán optimizarse en cuanto a contenidos, reduciendo las actividades de producción al mínimo, y se dirigirán a facilitar las instrucciones y aspectos esenciales necesarios para realizar después otras tareas complementarias desde casa (incluyendo el estudio individual, necesario), así como a plantear dudas al docente sobre las actividades propuestas o realizadas en la sesión anterior, sin olvidar que el profesor asume la función de guía en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que deberá poner especialmente en valor durante las clases presenciales el acompañamiento emocional individual y al grupo.


4- Los horarios semanales de cada asignatura deberán modificarse, pues la jornada efectiva presencial se reducirá a la mitad y la carga lectiva presencial pasará a ser la mitad de la que era.


5- Ejemplo de distribución de horario presencial para cada grupo en Infantil o Primaria:

  • Subgrupo SG1: de 8:45 a 11:15h

  • Subgrupo SG2: de 11:45 a 14:15h

  • Con posibilidad de intercambiar los horarios de los subgrupos en semanas alternas.

  • Tutorías presenciales: martes de 16 a 17h, con cita previa, 15 minutos por visita.


6- Ejemplo de distribución de horario presencial para cada grupo en Secundaria:

  • Subgrupo SG1: de 8:00 a 11:00h

  • Subgrupo SG2: de 11:30 a 14:30h

  • Con posibilidad de intercambiar los horarios de los subgrupos en semanas alternas.

  • Tutorías presenciales: jueves de 16 a 17h, con cita previa, 15 minutos por visita.


7- Al reducirse a la mitad el tiempo presencial de cada asignatura, pero desdoblarse los grupos, el profesorado ya completa su jornada lectiva ordinaria, por lo que no podría hacerse cargo de la formación a distancia. La solución está en que alumnas y alumnos no acudan al colegio cada día de la semana, alternando días de trabajo presencial con días de trabajo online o a distancia. Para un grupo concreto de Primaria o ESO, podrían organizarse los días de la siguiente manera:

  • Lunes: actividad presencial de 3 asignaturas A1-A2-A3 para los subgrupos SG1 y SG2.

  • Martes: formación a distancia para ambos subgrupos de estas 3 mismas asignaturas.

  • Miércoles: actividad presencial de otras 3 asignaturas A4-A5-A6 para los subgrupos SG1 y SG2.

  • Jueves: formación a distancia para ambos subgrupos de estas 3 mismas asignaturas.

  • Viernes: actividad presencial de otras 3 asignaturas A6-A7-A8 para los subgrupos SG1 y SG2.

  • Siguiente lunes: formación a distancia para ambos subgrupos de estas 3 mismas asignaturas.

  • Y así sucesivamente… incorporando las asignaturas que puedan faltar o volviendo a empezar el ciclo desde A1.



De esta manera, cada asignatura contaría semanalmente con 1 sesión lectiva presencial y 2 sesiones consecutivas a distancia al día siguiente.



8- Para Infantil seguiríamos también el mismo proceso, pero haciendo constar contenidos o áreas de conocimiento en vez de las asignaturas, e intercalando intervalos de descanso cuando se considere conveniente.


9- Para los colegios en los que coincidan varias etapas, resultará altamente recomendable alternar los días presenciales entre etapas, de modo que cuando por ejemplo Primaria tenga actividades presenciales, en ESO las tengan a distancia y viceversa.


10- A medio plazo (máximo dos cursos) las materias o asignaturas deberían cambiar, pasando a un currículum más competencial, que reduzca el inmenso programa actual, agrupando quizás materias por ámbitos en otras nuevas y revisando la dotación personal de cada colegio para desarrollar nuevos planes de trabajo que permitan una mayor actividad presencial.


11- Todas las tareas que requieran de trabajo en grupo se organizarán para desarrollarse online o a distancia, de modo que alumnas y alumnos puedan conectarse de manera segura para compartir experiencias, conocimientos, recursos y aprendizajes. En dichas tareas el docente podrá estar también conectado para realizar el seguimiento, siempre dentro de su jornada laboral.


12- La Administración deberá facilitar la conectividad, de modo que se suministren las herramientas y medios necesarios para que se puedan seguir las actividades en sus casas. La presencia de un ordenador básico por persona será importante en Primaria y esencial en ESO.


13- La Administración deberá suministrar recursos necesarios básicos a los colegios como guantes, mascarillas, solución alcohólica, … así como aumentar las inversiones y gastos de funcionamiento para la contratación de más personal y utensilios de limpieza.


Para acabar, quisiera remarcar que este documento es solo una reflexión personal y una propuesta de planificación, que quizás agrade y quizás no. Propongo, especialmente a los posibles detractores, que presenten una propuesta alternativa pues, sumando ideas, entre todos podremos encontrar y proponer la mejor solución.

Palma, 3 de mayo de 2020.

Guillermo Lladó Valdevieso




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