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Y ahora, ¿qué?

Y ahora, ¿qué?


El lunes 8 de junio entraremos en la Fase 3 del desconfinamiento.

Casi por sorpresa, el pasado viernes los colegios recibimos un nuevo Protocolo que deberemos seguir durante esta Fase 3, indicando entre otras novedades la apertura de los centros educativos en horario de 9 a 13 y de 15 a 19 h como mínimo para que, por turnos, podamos atender presencialmente a los alumnos y alumnas que a criterio del centro lo necesiten, o bien que lo hayan solicitado por iniciativa privada, tanto para realizar tutorías (que ya venimos haciendo telemáticamente de manera intensa) como para clases de refuerzo (que también), al tiempo que continúan prohibidas las reuniones y encuentros para familias, además de tener que realizar a distancia los, para muchos, complicados procedimientos para solicitar o renovar plaza escolar para el próximo curso, manteniendo la petición de cita previa para cualquier atención personal.

Al tiempo que realicemos sesiones presenciales para unos pocos, continuaremos hasta día 19 de junio con nuestras actividades a distancia con todos nuestros alumnos, quienes sospecho que no mostrarán interés alguno en acudir al colegio en las condiciones que se han planteado: En las aulas mantendremos una separación mínima de 2 metros entre alumnos y entre pupitres, todos usaremos mascarilla (genial para la comunicación oral, básica para el aprendizaje), extremar la limpieza y desinfección, señalizar y seguir las rutas de entrada y salida, organizar turnos y vigilancia docente para ir al baño …, dándose la paradoja de que el alumnado pueda estar reunido alrededor de la misma mesa, sin mascarilla, en el bar de enfrente del colegio hasta que llegue la hora de entrar, momento en el que deberán ponerse la mascarilla, lavarse las manos, mantener las distancias, entrar ordenadamente y trabajar aislados sin compartir material, al tiempo que el docente mantendrá también las distancias y dará sus explicaciones e instrucciones igualmente con mascarilla, sin acercarse demasiado ni compartir tampoco material, así que imagínense donde quedará la revisión de los cuadernos, las indicaciones sobre las tareas, la escucha, la complicidad, el trabajo en equipo …, y hasta las ganas de ir al colegio.

Manteniendo esta separación (todos hemos visto imágenes de “buenas prácticas”) curiosamente sí podrían trabajar en equipo si cada uno mantiene un ordenador operativo en su pupitre y se conectan mediante videollamada; no deja de ser paradójico que el trabajo colectivo, la colaboración, los grupos …, sean más fáciles de gestionar si están fuera del colegio, en casa, en un parque, hasta en el bar, que si están dentro del centro.

Nuestro colegio ha recibido mascarillas quirúrgicas y gel hidroalcohólico suficientes para empezar una semana de actividades, pero son algo preocupantes los 4 protectores faciales, 4 batas impermeables y 5 mascarillas FFP2 para el instante en el que un docente detecte un posible caso de infección entre uno de sus alumnos (¿fiebre, tos …?), momento en el que deberá “encerrarse” junto con el posible infectado, ponerse inmediatamente esta protección (tarde, ¿no?, además no estará en el aula, alguien deberá ir a buscarla pues es material de emergencia común), aislar el aula, determinar los posibles contactos que haya tenido el alumno y comunicar con emergencias esperando que se activen los protocolos, gestionando un probable estado de pánico generalizado para alumnos, docentes y familias.

En conjunto, parece que la crisis se va superando lejos de los colegios, pero dentro vamos a tener que ir con un cuidado extremo que no se da en el exterior, cuando realmente, con tantas precauciones, si detectamos un contagio es que se habrá producido fuera, así que llegaremos tarde, pero con toda seguridad ya se encargarán los que no aportan nunca nada y viven de denostar las propuestas ajenas, de rebotar responsabilidades buscando alguna fisura en cada plan de seguridad particular que vuelque las culpas en el docente o especialmente en la escuela (¿estuvo vigilado en todo momento?, ¿se quitó la mascarilla?, ¿viste como se lavaba las manos?, ¿se limpió el baño cada vez que un alumno lo usó?, ¿tenía fiebre al entrar?, ¿puedes describir sus síntomas?, ¿qué hiciste exactamente? ...)

La pretensión de mostrar normalidad no vendrá por permitir que unos pocos vuelvan a sus aulas, semivacías, tristes, con pupitres aislados, con el material común precintado, sin contacto, controlados y vigilados como nunca han estado, hasta asustados y confusos por no entender por qué fuera del colegio han ido recuperando la conexión con sus iguales, su vida, pasear, hacer deporte, ir a comprar, comer en un restaurante, tomarse algo en un bar, pero no pueden pisar los parques ni acudir al colegio a hacer lo que han hecho siempre: convivir, aprender y disfrutar de la interacción con sus profesores.

Personalmente, no entiendo a quién puede beneficiar abrir los colegios en estas condiciones, para 10 días, y solo para ciertos alumnos, con un Protocolo aprobado 3 días antes de la apertura. Una cosa es abrir un local y otra muy diferente establecer un nuevo programa, una metodología, unos recursos, una organización, unos contenidos para el propósito de las actividades específicas a realizar, que son básicamente el fundamento y la razón de ser de toda escuela. Parece que sigue haciendo falta explicar qué es y qué hace una escuela, pues obviamente hay mucho desconocimiento (o tal vez malas experiencias).

Por supuesto, acatamos las instrucciones, y seguimos esperando con gran expectativa el verdadero Protocolo de trabajo que están elaborando las comisiones de expertos que ha formado la Administración, y que supuestamente recibiremos a finales de junio para que durante el mes de julio cada colegio planifique su particular vuelta al cole de septiembre; así sí tenemos tiempo de organizarnos adecuadamente para un verdadero y eficaz regreso a las aulas.

Siempre optimista, seguiré trabajando con todas mis fuerzas por la Educación, porque es mi vocación, porque constituye el futuro de nuestro País y porque nuestros niños y jóvenes lo merecen. En momentos de crisis, se abren muchas oportunidades para mejorar, así que vamos a por ellas.

Guillermo Lladó Valdevieso.

Director del Colegio Lladó.

PD: En el artículo me refiero a alumnas y alumnos, niños y niñas cuando digo solo alumnos, niños o alumnado, a profesores y profesoras, maestras y maestros cuando digo solo profesores o docentes, en un intento de hacer más cómoda la lectura.

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